
Te miras en la oscuridad del baño/ Hasta que te encuentras bochornosa/ Aprietas los dientes/ Te quejas de tu dolor de estómago/ Pero nadie te oye/ y un poco desconcertada/ Vuelves a la habitación/ Te sientas en el borde de la cama/ y procuras no pensar en nada/ Sabes que tu obligación es hacer algo/ Pero no puedes con tu alma/ Y prefieres cerrar los ojos/ a todo lo que se te presenta/ Entonces miras a tu alrededor/ con cara cansada/ y mirada ojerosa/ Piensas en lo triste que es todo esto/ Y procuras () dormir para olvidarlo/ pero duermes poco/ y al cabo de unos minutos/ ya vuelves a pensar en él/ Como si un mundo desorbitado/ se (le ?) echara encima/ Pero no es tan importante como tú crees/ Tiene un aspecto poco común/ No es muy alto ni de espaldas anchas/ Vuelves a acomodarte (?) sobre la cama/ Varias veces rozas tu cara contra la almohada/ Crees que resulta sensual/ y vuelves a hacerlo otra vez/ Estás pensando en la piel de él/ Y te produce una gran satisfacción/ el saber que no será suave./ Arrastras los pies por la habitación/ Tomas el cuaderno de poemas/ Y escribes alguna cosa incoherente/ Deseas que algo bueno suceda/ Pero no te atreves a salir a la calle/ Porque realmente sabes/ Que nada sucederá/ Desde la ventana/ echas un vistazo a la calle/ (y) te deprime todavía más/ Tiene un aspecto desconcertante/ Solo le has visto un par de veces/ Y aunque intentas convencerte de lo contrario/ Sabes que no volverás a verlo/ Te das la vuelta en la cama/ (y) vuelves a pensar en su espalda/ Intentas imaginarlo desnudo/ Pero eso te hace odiarte cada vez más/ (Y)Sabes que otra chica andará tras él/ (y) sabes que él andará tras otra chica/ Alargas (?) las horas con estos pensamientos/ (Y) acabas convencida de que no tiene importancia/ De que mañana le habrás olvidado/ Texto: Noëlle (17 años) Palma, 23 de septiembre de 1976 (Transcripción de textos que escribí hace más de cuarenta años. A menudo escritos en la oscuridad de mi cuarto; a veces parada en un semáforo o sentada sola en la mesa de un bar. Los textos me venían a la cabeza y tenía que escribir enseguida. Eran improvisados, sin puntuación casi nunca los corregía. Jamás se los enseñé a nadie. Por eso aquí tampoco los corrijo, aunque vea un fallo o algo que me chirría. A veces dejo entre paréntesis lo que cambiaría ahora)